Un nuevo comienzo — Parte 8

Difunde el MDC

El auto gris oscuro, un Audi A8 2023, relucía bajo la luz mortecina de la entrada del barrio Villa Argentina, en Quilmes. No era común ver un vehículo así en esa zona humilde, donde las calles parecían aguantar historias en cada grieta. El motor se apagó con un leve suspiro, y de la puerta trasera descendió Teo, todavía impactado, con la cabeza llena de pensamientos que parecían no encajar con la realidad que había vivido minutos antes en el Museo Nacional de Historia.

Miqueas Aser Oyahon, firme y sereno, lo esperaba junto al auto, con una sonrisa que mezclaba nerviosismo y camaradería. Teo le devolvió el saludo con un abrazo que era más de compañeros de clase que de viejos amigos, porque, en realidad, aún quedaba mucho por conocerse.

—Cuídate, Teo —dijo Miqueas con un tono tranquilo—. Esto recién empieza, pero no estás solo.

El chofer cerró la puerta y se despidió sin muchas palabras. Teo caminó hacia la calle principal del barrio, donde ya estaba Brian, un pibe del barrio que lo esperaba en la vereda. Brian estaba apoyado contra la pared de la casa, con un faso entre los dedos. Aunque aún es menor de edad con 17, no le daba importancia a los consejos de adultos como Quimey que deje esa adicción, fumaba como si eso le diera un aire de adulto en medio de la cotidianeidad cruda de Villa Argentina.

Teo lo saludó con un leve gesto de cabeza, evitando el cigarro. No era su estilo, prefería mantenerse más sano y limpio de sustancia peligrosas así lo crío su abuelo, aunque sabía que fumar era parte del ritual de esos encuentros.

Brian lo miró directo, con la mezcla de curiosidad y preocupación que se había vuelto común cada vez que veía a Teo después de alguna aventura extraña.

—¿Qué te pasó? Se te nota sacado —dijo Brian mientras exhalaba una bocanada de humo—. ¿Viste algo raro?

Teo soltó una sonrisa cansada y se encogió de hombros.

—Estuve en el Museo Nacional de Historia. No fue cualquier visita… algo pasó, algo que no puedo explicar.

Brian lo observó con atención. Ya había escuchado parte de esas historias de Miqueas, con quien compartía partidas en línea. Miqueas Aser Oyahon era un misterio para él, un tipo que parecía saber más de lo que decía.

—¿Miqueas te dejó ahí? —preguntó Brian, guardándose el cigarrillo—. Ese pibe siempre anda metido en cosas raras.

—Sí, el chofer me dejó en la entrada del barrio. Nos despedimos con un abrazo, ya sabes, nada de más, pero se siente que hay algo entre nosotros —dijo Teo, con un dejo de confusión en la voz—. Y después apareciste vos.

Brian rió, sin sarcasmo, más bien con la complicidad de quien entiende el barrio y las movidas.

—Yo te banco, Teo. Pero tenés que contar todo. ¿Qué viste ahí dentro? ¿Algún fantasma, ovni, qué onda?

Teo miró al horizonte, como si el barrio fuera un cuadro difuso de realidad y misterio.

—No sé si fantasma o qué, pero algo que no es de este mundo. Algo que cambia todo lo que creía saber. Y siento que ahora, después de eso, nada va a ser igual.

Brian apretó los labios y luego asintió.

—Bueno, hermano, entonces tenemos que estar más atentos que nunca. Esto recién empieza y vamos a necesitar toda la cabeza fría que podamos.

El sol caía lento, y las sombras se estiraban por las calles polvorientas de Villa Argentina. Teo y Brian sabían que ese día era solo el comienzo de algo mucho más grande, un camino con preguntas sin respuestas y peligros escondidos en cada esquina. — ¿Brian puedo confiar en vos sobre lo que me pasó?(El joven aborigen temblaba y sudaba frío) — ¡Si perro confía , bola ¿ Qué te pasó boludo allá en el Museo?, pregunta Brian que después un tiempo ya consideraba a Teo como su hermano, pues la nobleza de su joven vecino le recordaba a su hermano fallecido Santiago o Tiago para los amigos . — Estuve cerca de un artefacto de un explorador y conquistador Don Francisco Fernando Magallanes y tenía algo como un cristal como una runa luego me desmayo literal man por un zumbido y me encuentro Baires pero del futuro. — ¿ Del futuro?, te fumaste uno por eso seguro la flashea uno la primera vez amigo, pero no pasa nada luego te acostumbras. — ¡Nah , que ver che!, ¡ Yo no fumo y apenas tomo una cerveza con mi Malle! — ¡ Bueno, no la agites wacho! , solo decía.
—¿Te cuento o no Brai? — ¡ Dale larga , te escucho !(se calla y sienta en un paredón junto a Teo con miedo a lo que esté diga). Teodoro Aukan N’ Guillan pasa a relatar: — Tuve una visión de universo o mundo paralelo llamado CristalVerso Prime. Braian interrumpe súper emocionado pero escéptico.

— ¿Hablas de que viajaste en tiempo por coso ese del Museo o que?

Ufa Malle! ¡Yo súper extraño a los pibes aunque disfruto no lo niego de la compañia del Brai (El Moneda) pero no es lo mismo chusmear con mi amiguis la Tefí y bue…tambien esta Miqueas ¿Sabés? tenemos muchas cosas en común con vago ,¡No veo la hora para juntarnos en el college y charlar iTengo ganas de abrazarlos han sido y son buenos amigos” le comenta Teo a su tío con pesar y la mirada triste. Observando esto Quimey le dice: ” Te entiendo mí Pichi Tiuque pero falta poco para que comience las clases en el colegio, vi en el noticiero de canal 13 que

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